“¿Aun no conoces Tossa de Mar? ¡Te encantará!”
Hay pueblos que, con solo oír como habla la gente de
ellos o como reacciona cuando los mencionas, te dan ganas de conocerlos de
manera inmediata. Pues bien, algo así me pasó con Tossa de Mar y, más aun, a
raíz del anuncio de Estrella Damm de este año.
Tossa puede presumir de ser uno de los pueblos con
mayor encanto de la Costa Brava e, incluso, de toda Catalunya. Te ofrece algo
único: conectar un paseo a orillas del mar con otro por un recinto medieval,
bastante bien conservado. Une relax con cultura.
El recinto amurallado de la “Vila Vella”, declarado
Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931, se trata de una zona
medieval con murallas, torreones, torres, una iglesia románica y otra de estilo
gótico que esconden toda una serie de calles con muchísimo encanto y que
finalizan, en su punto más alto, en el Faro de Tossa a través del cual se
pueden disfrutar de grandes vistas (¡es súper relajante disfrutarlas desde la
terraza del bar del Faro!). Es un paseo bastante fácil de hacer y con mucho que
disfrutar.
Dentro, o mejor dicho, detrás, de este recinto
amurallado se encuentra una cala preciosa y la mar de tranquila.
Una curiosidad es que, para acceder a ella, uno de los posibles
caminos, es a través de un pequeño espacio dentro de un muro. De la misma
manera que comprobé en Ibiza, los mejores paraísos son aquellos que cuestan de
descubrir. Y justo esto fue lo que me ocurrió con esta cala y, con Tossa, en
general.
Siento que Tossa me gustó tanto porque reúne muchos
elementos que me fascinan: tiene mar;
tiene calles que dan al mar (¡me
enamoran!);
tiene zona medieval (soy un amante de los pueblos medievales);
tiene encanto en la decoración de sus calles, restaurantes, tiendas…;
te
implica en una dinámica donde, conforme vas descubriendo sus “joyas”, te dan
ganas de seguir haciéndolo (piensas: si giro por esta calle, ¿con qué me
encontraré?)
y tiene un paseo marítimo precioso repleto de casas blancas.
En definitiva, Tossa me ha enamorado y lo ha hecho de
tal manera que, hoy en día, la considero como mi segundo lugar preferido de la
Costa Brava (el primero será muy difícil de destronar: Cadaqués; algún día os
hablaré de esta preciosidad de lugar).
Ahora entiendo perfectamente la
fascinación de la gente que me lo recomendó y, como si se tratara de una
carrera de relevos, ahora soy yo quien lo hago: ¡id a Tossa, YA!