jueves, 5 de junio de 2014

TOSSA DE MAR: UN PEQUEÑO PARAÍSO


“¿Aun no conoces Tossa de Mar? ¡Te encantará!”

Hay pueblos que, con solo oír como habla la gente de ellos o como reacciona cuando los mencionas, te dan ganas de conocerlos de manera inmediata. Pues bien, algo así me pasó con Tossa de Mar y, más aun, a raíz del anuncio de Estrella Damm de este año.


Tossa puede presumir de ser uno de los pueblos con mayor encanto de la Costa Brava e, incluso, de toda Catalunya. Te ofrece algo único: conectar un paseo a orillas del mar con otro por un recinto medieval, bastante bien conservado. Une relax con cultura.


El recinto amurallado de la “Vila Vella”, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931, se trata de una zona medieval con murallas, torreones, torres, una iglesia románica y otra de estilo gótico que esconden toda una serie de calles con muchísimo encanto y que finalizan, en su punto más alto, en el Faro de Tossa a través del cual se pueden disfrutar de grandes vistas (¡es súper relajante disfrutarlas desde la terraza del bar del Faro!). Es un paseo bastante fácil de hacer y con mucho que disfrutar. 

 

 
 
 


Dentro, o mejor dicho, detrás, de este recinto amurallado se encuentra una cala preciosa y la mar de tranquila.


Una curiosidad es que, para acceder a ella, uno de los posibles caminos, es a través de un pequeño espacio dentro de un muro. De la misma manera que comprobé en Ibiza, los mejores paraísos son aquellos que cuestan de descubrir. Y justo esto fue lo que me ocurrió con esta cala y, con Tossa, en general.


Siento que Tossa me gustó tanto porque reúne muchos elementos que me fascinan: tiene mar; 


tiene calles que dan al mar (¡me enamoran!); 



tiene zona medieval (soy un amante de los pueblos medievales); 


tiene encanto en la decoración de sus calles, restaurantes, tiendas…; 


te implica en una dinámica donde, conforme vas descubriendo sus “joyas”, te dan ganas de seguir haciéndolo (piensas: si giro por esta calle, ¿con qué me encontraré?) 


y tiene un paseo marítimo precioso repleto de casas blancas.

 

En definitiva, Tossa me ha enamorado y lo ha hecho de tal manera que, hoy en día, la considero como mi segundo lugar preferido de la Costa Brava (el primero será muy difícil de destronar: Cadaqués; algún día os hablaré de esta preciosidad de lugar). 

 




Ahora entiendo perfectamente la fascinación de la gente que me lo recomendó y, como si se tratara de una carrera de relevos, ahora soy yo quien lo hago: ¡id a Tossa, YA!





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