Con
el paso de los años, había estado ya tres veces en Valencia y ninguna en
Zaragoza con lo que, la sensación de que se me escapaba, año tras año, me hizo
poner Zaragoza como objetivo primordial para este 2014. Puse fecha y fui a
conocerla, si o si.
No
se en qué parte puedo culpar a mis altas expectativas pero Zaragoza me
decepcionó, aún así, merece la pena conocerla. Siento si algún zaragozano/a
me está leyendo ahora mismo pero la ciudad me pareció triste, descuidada, poco
señalizada (¡coger un mapa!) e, incluso, algo “abandonada” (paseamos por el
Casco Antiguo y, en muchas de sus calles, no había nadie).
Ahora
bien, este blog no lo he hecho para criticar sino para analizar todo aquello
que me hace “sentir” y Zaragoza cuenta con dos grandes joyas que me fascinaron:
la Plaza del Pilar y el Palacio de la Aljafería.
LA PLAZA DEL PILAR
Ya
me esperaba que me sorprendería y que seria de lo mejor de su ciudad, no solo
porqué es la típica estampa de Zaragoza en postales, televisión… sino porque
los conocidos que habían ido es lo que les había encantado (incluso un amigo me
dijo: “Zaragoza es solo la Plaza del Pilar, una vez vista, ya te puedes ir”).
La
Plaza del Pilar se encuentra entre un tramo del Río Ebro y el Mercado Municipal
(delante hay unas runas románicas que me sorprendieron).
Esta imponente plaza
cuenta con los edificios más imponentes e importantes de la ciudad siendo su
máximo exponente la famosísima Basílica del Pilar. La entrada es gratuita y, al
ser mayo, estaba repleta de comuniones. Vale bastante la pena entrar.
A
parte de la Basílica del Pilar, hay la sorprendente Catedral de la Seo. No
pudimos entrar porque, justo el día que fuimos, cerraba sus puertas a las 12h y
llegamos justo un poco después. Cuando
he escrito “sorprendente” es gracias a
su preciosa fachada.
La
Plaza del Pilar cuenta, además, con el Ayuntamiento, la Lonja y el monumento a
Goya del cual es imposible no hacerse unas cuantas fotos. Cabe decir que,
durante nuestra visita, se hacían varios actos en memoria de Goya y esto animó
muchísimo la plaza. Como podéis deducir, la “vida” o la “marcha” de Zaragoza
está aquí, en la plaza del Pilar. Para acabar la visita a la zona, os
recomiendo ir al Puente de Piedra a hacer la típica –pero preciosa- foto de
postal con la Basílica.
EL PALACIO DE LA ALJAFERÍA
Este
Palacio queda a 15 minutos de la Basílica del Pilar y es el primer monumento
imponente e importante que os encontráis si llegáis a la ciudad por la estación
de Zaragoza Delicias.
Es
un palacio construido en la segunda mitad del siglo XI y es considerado como
uno de los tres mejores edificios islámicos de España (después de la Alhambra
de Granada y la Mezquita de Córdoba). ¿Visitaré las tres este año? Quién sabe,
quién sabe…
La
entrada solo cuesta 5€ y vale muchísimo la pena entrar. Cierran a las 14h y
abren de nuevo a las 16:30h. La parte más bonita es su patio central. Se llega
a asemejar a la Alhambra y es que, a pesar de no haber ido nunca, he visto
fotos por internet. Además, la visita cuenta con dos plantas más a través de
las cuales se pueden ver restos encontrados en el Palacio, maquetas de su
arquitectura, audiovisuales con la historia de Aragón… Contad con que estaréis,
mínimo, 1 hora.
Como
podéis ver, este palacio me fascinó. A su vez, me sorprendió negativamente lo poco – o nada – señalizado en las calles de
la ciudad e, incluso, la poca importancia que tiene para algunos habitantes que
encontramos y que preguntamos por su ubicación y, o no la sabían o nos llevaban
para otras zonas.
En
definitiva, bajo mi punto de vista (e insisto, pido disculpas a los
zaragozanos/as) no recomiendo Zaragoza como un destino único (excepto si son
las fiestas del Pilar) sino como “ciudad de paso”, ya sea porque queréis hacer
una ruta por Aragón como por varias ciudades de España (Pamplona, Bilbao… ). Quizá
mi percepción es así porque vengo de una gran ciudad como Barcelona y me es
imposible no establecer comparaciones pero, sea como sea, me pareció una ciudad
poco acogedora y poco “publicitada” dentro de si misma. Eso si, si alguna vez
decidís visitarla –y es que el hecho de decepcionarme no significa que no sea
una ciudad en la que pasar un bonito día- , id a las dos joyas descritas
anteriormente, merecen muchísimo la pena y serán, seguramente, vuestro mejor
recuerdo de la ciudad.
Para
acabar, os dejo con un cuadro que me hizo reflexionar situado en una exposición
del Palacio de la Aljafería.
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