Todo
surgió en mi interés por seguir conociendo la Costa Brava. Busqué información
sobre alguna playa o cala que recomendasen especialmente visitar y, por
sorpresa, me topé con el Camí de Ronda.
No
os voy a mentir si os digo que, desde hace un tiempo atrás, tengo como uno de
mis objetivos a corto plazo hacer el Camino de Santiago y, en el Camí de Ronda,
encontré la excusa perfecta para poder iniciar mi entrenamiento y, al mismo
tiempo, disfrutar de unas vistas maravillosas.
Pero
retomemos la teoría. Para que os hagáis una idea de qué es el Camí de Ronda, en
Wikipedia se recoge:
“Camino de Ronda es el nombre por el que era conocido el
trayecto que discurría por la abrupta Costa Brava y que era utilizado por la Guardia Civil para
controlar la frontera marítima española y evitar el contrabando. Hoy en día se
le conoce también como un atractivo paseo a través del cual podemos
desplazarnos por la costa brava y sus respectivas playas. En los últimos años,
se han ido haciendo reformas gracias a las que han hecho del paseo una ruta
turística”.
El
Camí de Ronda va desde Blanes hasta Portbou y, nosotros – que solo disponíamos
de un día, decidimos hacer la etapa: Platja de Sant Pol (Sant Felíu de Guixols)
– Sant Antoni de Calonge (unos 9 km aproximadamente que, ida y vuelta, fueron unos 18km).
El camino no presenta ninguna dificultad. Está
muy bien señalizado: solo tienes que seguir su marca “blanca y roja” tan
característica. Así pues, es ideal para principiantes o gente de todas las
edades. Su principal atractivo es el de pasear por calas preciosas y
escondidas, así como playas de agua cristalina; en primera línea de mar. Es
tanta la cercanía que, en algunos momentos, la etapa transcurre por la propia
arena de la playa.
Al mismo tiempo, durante la etapa, vas viendo
gente pasear, algunos de los cuales te saludan con: “¡buen camino!”. De hecho, se
respira un buen ambiente y si a esto le sumas la brisa y olor de mar, así como
el atardecer, el resultado es espectacular.
Finalizamos la etapa (ida y vuelta) muy cansados físicamente
pero muy llenos interiormente. Como deberes, está el volver y hacer una etapa
nueva.
A veces, nos encaprichamos en irnos muy lejos cuando, bien cerca,
tenemos grandes tesoros naturales que desconocemos. La Costa Brava, es un gran ejemplo de ello.
Anímate y haz el Camí de Ronda, ¡te encantará!
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